Cuando empecé a adentrarme en el mundo de la sal marina artesanal, estaba claro que toda la información me la ha proporcionado quien más sabe del tema: Chano, el salinero. De él aprendí los nombres de las diferentes zonas de las salinas, el proceso del agua, los nombres de las herramientas y todo lo referente a la extracción y las condiciones que la propician o perjudican. El sol, el viento, la calima, todo elemento natural influye en la producción. Pero, ¿de dónde sacar información más general, más relativa a la historia de las salinas en Canarias y en Gran Canaria en particular? Buscar en internet es la respuesta más obvia hoy en día, aunque es curioso que la fuente de información más completa y detallada estaba en la biblioteca de mi suegro: un libro. Sí, un libro de papel impreso.
“El Jardín de la Sal” de Cipriano Marín y Alberto Luengo. Publicado en el año 1993 por el Cabildo de Tenerife, UNESCO-MaB, Regis Programme (European Commission). Este libro es un complejo inventario de las Salinas de las Islas Canarias con una detallada exposición de sus características, los beneficios de este producto producido aquí, la importancia de estos ecosistemas y su flora y fauna. Y aunque está defasado en el tiempo, plantea propuestas viables económicamente para estimular la actividad salinera y, por tanto, garantizar la conservación y rehabilitación de tan excepcionales lugares. El contenido de este libro es esencial para la defensa del patrimonio cultural. Muchas de las salinas que aquí aparecen ya no existen, alguna sí, pero están abandonadas. Y algunas, como Salinas Bocacangrejo que, ha decidido no ceder al paso del tiempo y con mucho esfuerzo renovarse y adaptarse a los tiempos que corren. Se puede consultar la historia en las páginas 145-146.
Para los que quieran empaparse en la historia, saber más de los procesos, conocer una actividad tradicional canaria y entender por qué es tan importante la preservación de estos espacios, les dejo el libro completo en PFD (ya no está disponible en librerías):